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La tercera edad y el sexo

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FUENTE: EL PLACER DE AMAR (ALEX COMFORT).

La sexualidad no se extingue en la vejez, habiendo buena salud y deseando seguir adelante, la potencia masculina no declina, aunque cambia las reacciones y sensibilidades.

Para reorganizar la vida sexual a partir de los sesenta años, más o menos, habrá que recordar lo siguiente:

1.- Los hombres suelen experimentar menos orgasmos al envejecer, pero no menos erecciones. Si la frecuencia normal de una persona era alta, podrá disfrutar de un orgasmo cada tres o cinco veces de lo que antes disfrutaba. Incluso podrà conseguir el osgasmo siempre si la pareja modifica el método, una vez que ella ya haya experimentado el suyo y aplique la estimulación manual u oral. No obstante, si la frotación es demasiado fuerte el índice de orgasmos puede disminuir a causa de la desensibilización. No hay que disminuir la frecuencia del acto sexual por debajo de lo acostumbrado, porque en la vejez la sensibilidad sexual, igual que la fuerza muscular, es muy sensible a la infrautilización y nunca debe suspenderse totalmente, a causa del peligro de dificultar la reanudación. En los períodos en que haya que permanecer sin pareja, conviene masturbarse habitualmente, pero sin precipitación; practíquese la prolongación de la erección plena todas las veces. La disminución de la frecuencia del orgasmo significa un cambio de la expectativa de obtener pleno placer todas las veces y la posibilidad de que el hombre se concentre en las sensaciones de su pareja.

2.- La erección espontánea es también menos frecuente; todos los hombres normales de más de unos cincuenta y cinco años requieren siempre o casi siempre un cierto estímulo táctil directo del pene. Muchos de los hombres mayores que dicen que casi nunca pueden lograr la erección están esperando la inspiración divina, cuando lo que necesitan es una mano a tiempo. Puede hacerlo uno mismo, o mejor aún la compañera.

3.- La sensibilidad sexual de la mujer después de la menopausia sólo disminuye si ella se preocupa por su situación o si está convencida que debe declinar. No obstante, durante la propia menopausia los cambios hormonales sumados a factores psíquicos pueden producir cambios de la libido y durante un cierto tiempo es posible que se presente sequedad vaginal. La actividad sexual habitual contribuye, al parecer, al mantenimiento del equilibrio hormonal, pero a muchas mujeres se les puede administrar terapia substitutoria adecuada. Se trata de una terapia correcta desde el punto de vista cosmético, que conserva la sensación de bienestar, si ésta hubiese disminuido, y evita la pérdida de minerales de los huesos que produce el encogimiento del esqueleto entre los setenta y los ochenta años. El único inconveniente, cuando la pareja se encuentre en la tercera edad, es que reduce la humedad de la vagina en comparación con la época premenopáusica, con lo que el hombre, acostumbrado a una fricción suficiente, descubrirá de pronto que no obtiene prácticamente ninguna sensación. Será preciso entonces un cambio de receta, pero hay que citarlo aquí porque los hombres, asustados por la falsa propaganda relativa a la vejez, muchas veces creen que se están quedando impotentes.

4.- La mujer que empieza a avejentar solamente parecerá fea y poco atractiva a su hombre habitual si se abandona. La familiaridad y la experiencia compensan suficientemente la falta de figura «glamorosa» y no es raro que los hombres mayores que han estado con mujeres mayores y con chicas jóvenes encuentren a éstas, muchas veces, poco apetecibles por falta de conocimientos.

Por otra parte, un hombre puede decepcionarse e incluso hacerse impotente como resultado de la obesidad desfigurativa, de la falta de aseo o de la súbita adopción de un estilo de vestuario senil por parte de su mujer. La cirugía plástica bien hecha para corregir, por ejemplo, las inmensas ubres pendulares es útil en estos casos, pero no hay que dejarse convencer para acometer carísimas operaciones, como el estiramiento de la cara, si no se trata de un cirujano de absoluta confianza. La credulidad puede llevarle a uno a perder el dinero, el aspecto y la confianza.

Finalmente, sobre todo cuando hay problemas de salud, la frecuencia de la copulación tendrá que disminuir, aunque no tiene por qué desaparecer hasta que la persona misma desaparezca. Muchos ancianos de uno y otro sexo es entonces cuando comienzan a desarrollar las aptitudes táctiles y manuales, que ya conocían pero que usaban mucho menos en la época en que su copulación era más activa. Todo consiste en modificar el repertorio para adaptarlo a un estilo amatorio menos vigoroso. El quince por ciento de las personas casadas de más de setenta y ocho años, según un estudio realizado recientemente, llevaban una vida sexual habitual y de esta cifra no se han descontado los casos en que alguno de los dos estaba enfermo ni los de aquellas parejas que en otras épocas no habían tenido tampoco una vida sexual activa. De hecho, como la gente sexualmente muy activa continúa siéndolo, bien por ser naturalmente muy ardiente o porque la práctica mejora la función, o por ambas causas, probablemente ese quince por ciento corresponde a parejas que habían desarrollado su sexualidad anteriormente.

Es probable, en suma, que el juego sexual muscular y violento y el basado en la fantasía decline, pero su lugar lo pueden ocupar otras modalidades cuando se tiene la suficiente capacidad de adaptación.

En las parejas de edad desigual, suele ser mayor el hombre. Si hubiese una gran diferencia de edades, la esposa tendrá que estar al tanto de los cambios normales de la sensibilidad masculina. Si por cualquier razón y el ritmo y frecuencia orgásmicos acostumbrados por la esposa fuesen mayor que los del marido en esta etapa, ella deberá evitar que se convierta en fuente de conflicto. Siempre es mejor comentarlo y cultivar métodos adicionales que no exijan la erección masculina para compensar la diferencia, y lo mismo a la inversa, aunque la mujer que no sienta todas las veces no es tan vulnerable como el hombre que trata de vencer sus limitaciones fisiológicas.


4 comentarios

  1. […] tercera edad y el sexo juanmagon.com http://juanmago.com/2008/08/17/el-sexo-y-la-tercera-edad-o-viceversa/ FUENTE: EL PLACER DE AMAR (ALEX COMFORT). La sexualidad no se extingue en la vejez, […]

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  2. Alex Comfort es un tipo interesante. Por eso lo he traído a mi espacio en varias ocasiones. En ésta aborda la cuestión del sexo desde la óptica de personas que han alcanzado una edad que una parte de nuestra sociedad establece como la de la jubilación en esta materia. Y no, Marcel.lí, no hay que jubilarse, porque aunque algunas cosas ya no puedan practicarse, se cuenta con la sabiduría que da la experiencia.

    Saludos.

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  3. marceli dice:

    Sr. Gonzalo Robles, interesante artículo para mayores de sesenta años, como en mi caso. Siempre se aprenden cosas de interés. Agradezco su sensibilidad para editar este artículo.
    Saludos

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  4. Leyre dice:

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