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¿EDUCAMOS EN VALORES?

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FUENTE: EDUCAR SIN GRITAR ( Guillermo Ballenato).

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir… Les vamos transmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción.  JOAN MANUEL SERRAT («ESOS LOCOS BAJITOS»).

Los valores humanos están presentes en los diferentes ámbitos de nuestra vida. Se reflejan en la sociedad, en la cultura, en la ciencia, en el arte, en la historia. Los cimientos sobre los que se construyen los criterios ideológicos, religiosos o políticos están elaborados a partir de toda una serie de principios éticos y morales.
Desde que nacemos, especialmente en la infancia y en las diversas etapas del desarrollo, se van conformando valores que dan sentido a nuestras vidas. El compromiso, la tolerancia, la iguladad, la ecología, la paz… todos ellos se aprenden y se van interiorizando en el día a día, en el ámbito del hogar y en nuestras relaciones con los demás.
Los valores se transmiten con el ejemplo y se deben ver reflejados de un modo especial en el entorno más cercano, en la relación con la familia, con los amigos, con las personas más próximas. No es necesario irse muy lejos para encontrar oportunidades de ponerlos en práctica. Nuestro hijo puede:

.- Ayudarnos a realizar parte de las tareas domésticas, cooperando, compartiendo y haciendo más llevadera la carga de trabajo que suponen.
.- Atender y acompañar a algún miembro de la familia (generalmente alguno de los abuelos) que padece limitaciones físicas y sensoriales y no puede valerse por sí mismo.
.- Acompañar y animar a algún amigo que ha sufrido un fuerte revés emocional tras la pérdida de un ser querido, o que se encuentra atravesando una crisis personal.
.- Apoyar y enseñar a un compañero de clase que tiene dificultades para superar una asignatura.
.- Ayudar a algún vecino que regresa de un viaje o de la compra cargado con bolsas y maletas.
.- Ceder el asiento en el transporte público a una persona mayor o a una mujer embarazada.

En ocasiones intentamos transmitir valores a nuestros hijos que entran en colisión con la realidad, a veces precisamente con la más inmediata. El choque más negativo lo pueden encontrar si nosotros, como padres, no somos un ejemplo de esos valores que intentamos transmitir.
Por otra parte, les educamos en la no violencia, pero pueden ser objeto de agresión en el parque, en el colegio, en la calle. Les inculcamos la necesidad de respetar lo ajeno, pero les advertimos que deben andarse con cuidado para que no les roben. Podemos enseñarles el valor de la vida, pero son testigos, a través de los informativos y especialmente de la televisión, de las consecuencias de continuos bombardeos o atentados terroristas que hay por todo el mundo.
Los hijos deben aprender y desarrollar valores, por ellos mismos y por los demás. Y saber que con su conducta pueden contribuir de forma decisiva a construir una sociedad y un mundo mejores.
Resulta prioritario educar en la igualdad y el respeto entre sexos. Hay que desarrollar en ambos actitudes, comportamientos y competencias que han sido relegadas y asignadas en otros tiempos a uno u otro a partir de criterios sexistas. El desarrollo personal e integral implica el despliegue de todo el potencial y las capacidades individuales con independencia del sexo de la persona.
Aunque todavía queda camino por recorrer en esa dirección, afortunadamente la sociedad ha cambiado mucho en las últimas décadas. La mujer dejó de estar relegada a un segundo plano y ha pasado a ocupar también puestos de responsabilidad donde puede ejercer el liderazgo que antes parecía reservado exclusivamente a los hombres. La sensibilidad y la expresión de la afectividad son manifestaciones que en otras épocas se consideraban inadecuadas en el sexo masculino, y hoy se entienden como algo natural y se valoran positivamente.
Por otra parte, la realidad social nos muestra cómo las diversas culturas se entremezclan y conviven, se integran, se enriquecen mutuamente. Actualmente hay un abanico de razas, religiones y culturas que pueden cohabitar desde el respeto y la aceptación de las diferencias. Debemos enseñar a nuestros hijos a valorar esa diversidad y a aprovechar la posibilidad de enriquecimiento mutuo que ofrecen.
El descubrimiento de las maravillas de la naturaleza y la necesidad de la conservación y el respeto por el medio ambiente son aprendizajes tan necesarios como los de cualquier otra materia. Los hijos deben saber que hemos recibido un importante legado, que debemos respetar y cuidar para las futuras generaciones. Nuestra conducta debe ser ejemplar también en este sentido, empezando por la utilización adecuada de los recursos naturales y colaborando en las acciones que facilitan su reciclaje.
Aunque la educación en valores reciba un importante apoyo en los centros educativos, será nuestra conducta, y la coherencia de ésta con nuestros valores y principios, la que servirá de guía, de punto de referencia. Como sabemos, aprenderán menos de nuestras palabras y de las charlas que podamos darles, y mucho más de nuestros actos, de nuestro comportamiento y de nuestro ejemplo.


2 comentarios

  1. En nuestro papel como padres deberíamos reflexionar sobre algunas cuestiones:
    .-¿Dedicamos tiempo suficiente a compartirlo con la familia?
    .-¿Manifestamos cariño y respeto hacia nuestra pareja?
    .-¿Somos justos con nuestros hijos e intentamos tratarles con equidad?
    .-¿Atendemos y tratamos con respeto y afecto a los abuelos?
    .-¿Cuidamos nuestras relaciones de amistad?
    .-¿Ayudamos a nuestros vecinos?
    .-¿Nos relacionamos con personas de otras razas y culturas?
    .-¿Participamos activamente en acciones solidadrias?
    .-¿Cuidamos y tratamos bien a los animales y a la naturaleza?
    .-¿Separamos los residuos para faciliatar su reciclaje?
    .-¿Aprovechamos los objetos que todavía están en uso antes de tirarlos?
    .-¿Nos mostramos respetuosos y educados con los demás?
    .-¿Respetamos nuestro turno cuando vamos a la compra?
    .-¿Cedemos el paso y el asiento?
    .-¿Conducimos sin exaltación y respetando las normas de tráfico?
    .-¿Advertimos al dependiente que por error nos ha dado el cambio a nuestro favor?
    .-¿Intentamos localizar al dueño de un objeto encontrado para devolvérselo?
    .-¿Mostramos ilusión y motivación en nuestras actividades y proyectos?
    .-¿Ponemos dedicación, voluntad, esfuerzo y constancia en nuestro trabajo?
    .-¿Nos mostramos habitualmente alegres y optimistas?
    Todo eso nos ayuda a educar en valores. (EDUCAR SIN GRITAR).

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  2. […] Educar sin gritargonzalorobles.wordpress.com/2008/03/06/%c2%bfeducamos-en-val… por edp hace pocos segundos […]

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